En la vida no se trata de llegar a lo más alto.. si no, como dice la canción.. *Hay que saber llegar..* El motivo de este email es el de contarte una historia de amor, como la de los cuentos de princesas, no le falta de nada: pasión, amistad, miedo, guerra, magia, campos de lavanda, castillos y como no.. AMOR.. mucho amor.»

Así empezaba el mail que recibí de Lorena, una fiel seguidora del blog, el cuál me emocionó mucho por sus palabras sinceras, bonitas y llenas de sentimiento. Estaba claro que tenía que seguir leyendo porque esa historia de amor prometía y… así fue, no me dejó indiferente. 

Lorena y Francisco llevaban un tiempo trabajando juntos en la Costa Azul, en una agencia especializada en cruceros en Mónaco, eran compañeros y amigos, pero nunca ninguno de los dos pensó en que esa relación de amistad se convirtiera en nada más. Cierto es que el resto de compañeros lo veían claramente, estaban hecho el uno para el otro y se complementaban de una manera maravillosa en el trabajo. Así que un día muy movidito después de huelgas de trenes, lluvias interminables, carreteras de curvas, etc… decidieron ir a cenar y acabar bailando. Y, así sin apenas darse cuenta bailaron, se cogieron de las manos y un escalofrío les confirmó que era el amor de su vida. 

Años más tarde decidieron casarse. Ya que su relación había estado marcada por los cruceros, los viajes y el baile, hicieron un mix y ambientaron la fiesta previa a la boda en el Hotel Ágora Spa & Resort (podéis ver aquí la boda de Sara & Alberto en el mismo hotel) en un crucero la mar de divertido. Y el día de la boda llegó, cada uno a su manera esperaba las horas previas al enlace y… Francisco no se veía muy nervioso en su jacuzzi, ¿no os parece?

El 6 de septiembre de 2013 se dieron el ‘Sí Quiero’ a las 18h en la Iglesia Virgen de la Ermitana en Peñíscola, un enclave ideal para jurarse amor eterno rodeado de sus seres queridos. Al finalizar la ceremonia aprovecharon las callejuelas de Peñíscola para hacerse unas fotografías llenas de encanto en el Faro. 

No os perdáis detalle de las niñas que llevaban las arras. Unas pequeñas preciosas, con vestidos de encaje maravillosos de Manuela Montero, bailarinas con lacitos y unas delicadas coronas y ramos de Paniculata, Gerbera Blanca, mini rosas color cava y Flores del Mudo obra de ‘La Orquídea’. ¡Estaban ideales!

Más tarde, acudieron junto a todos los invitados a celebrar el banquete a la Masía les Casotes by Miquel Martí (Castellón), un espacio rodeado de naranjos y con unos jardines espectaculares para hacer bodas al aire libre. Gracias a la ayuda de su Wedding Planner Alba Martín de Momentos Especiales pudieron decorar su boda tal y como la habían imaginado meses antes cotilleando en blogs y en multitud de revistas nupciales, siempre con un aire romántico y vintage. 

Vestido modelo Canela de  Rosa Clará y Zapatos Cabotine by Gemma Nicolás.