Desde que tenía 5 años llevo gafas. He pasado por todas las fases posibles: épocas en las que me incomodaban y me hacían sentir diferente, y otras en las que me divertía escogiendo monturas según el look del día. Con el tiempo he aprendido a verlas como parte de mi identidad. Hoy en día, me encantan y las luzco con seguridad. Pero el día de mi boda, hace ya 14 años, decidí no llevarlas. No porque no me sintiera yo con ellas, sino simplemente porque no me apetecía llevarlas durante tantas horas. Y ahí nació esta...
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