El pasado martes 8 de mayo quedó inaugurada la semana nupcial por excelencia en la Ciudad Condal, como cada año abrió la Pasarela Rosa Clará con su desfile dividido en tres colecciones muy diferenciadas entre sí, pero todas ellas unidas por poseer novias muy femeninas y elegantes con reminiscencias de los años 30 y 40. Sintiéndolo mucho este año no fui una de las invitadas a su desfile, ya que como colaboro para Pronovias, el equipo de Rosa Clará prefiere que no asista a ninguno de sus actos y/o eventos.
El miércoles dio paso a los desfiles de Cristina Tamborero, YolanCris, Inmaculada García y Jesús Peiró. A lo largo de la semana que viene os iré haciendo las diferentes crónicas de los distintos diseñadores, hoy le toca el turno a Jesús Peiró con su nueva colección ’32 princesas Nanda Devi’ que mostró ayer en la Barcelona Bridal Week.
‘Nanda Devi’ se llama la impresionante montaña de la India que inspira la colección para 2016 de Jesus Peiró y cuyo nombre significa Diosa que da la felicidad. Desde la atalaya de sus nieves eternas, allí donde crece el inalcanzable edelweiss, Nanda Devi ilumina con majestad el Santuario dedicado a su Diosa. A él acuden las Princesas de las nieves que Merche Segarra ha imaginado para Jesús Peiró; criaturas del frío que dejan un rastro de escarcha y un chispear rutilante, diamantino, que salpica de cristales sus delicados vestidos.
Los tejidos parecen helados, su aspecto es mojado, brillante a veces. Son laminados, iridiscentes, con texturas y bordados de lentejuelas y cristal. El fil coupé es el rey, se utiliza en algodón, o mezclado con seda ligera y también con hilos de oro, que muestran la dorada cabellera de su revés.
Tejidos lisos de peso. Crepe Georgette. Brocado. Chantilly con efectos dorados y geométricos. Mallas ornamentales. Puntillas. Guipures calados de algodón superpuestos. Los bordados son ligeros sobre el tul plumetti, lluviosos cuando aplican cristal, densos e importantes los rebrodés sobre tejidos ricos.
La colección se convierte en una conversación entre tejidos cuando entra en juego la intarsia, el patchwork, la incrustación. Los vestidos se urden como piezas de marquetería: una puntilla cruza como un rayo sobre un cuerpo de Chantilly mientras en el escote murmuran dos guipures ensamblados. Un cropped top de malla plata charla con una falda de seda. El tul se enreda con el crepe en una cháchara liviana.
En la línea, mandan los vestidos blandos, de peso, que acompañan a la silueta. Los volúmenes importantes nacen de la cintura, o de la cadera baja. Perfiles en pagoda y apuntes de capa muestran discretamente una línea acampanada. Las mangas son largas o campanillean sobre los hombros. Los cuellos suben tímidamente o se asientan a caja. La espalda se ofrece generosa, aunque siempre delicadamente velada por uno o más tejidos superpuestos porque las transparencias se trabajan en bloque, texturadas. Algunos vestidos muestran así el abdomen. De nuevo la visión desde la moda, se impone avanzar.
Princesas de las cumbres, reinas de las nieves, silenciosas, exóticas, cálidas, dejando un rastro de luz por el camino del Nanda Devi. ¿Acompañáis a la nueva colección de Jesús Peiró por las montañas de la India?