Las casualidades existen en la vida, cierto es que el destino siempre nos tiene un as guardado bajo la manga. Hace un tiempo mi amiga Marta se fue a vivir a un pueblo perdido de Madrid llamado Chapinería, que no había oído en mi vida. Es un pueblo mono, tranquilo, situado a unos 50 km de la capital. Allí empezaron a conocer gente y entre algunas de las mamás del colegio de Emma...
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