Este miércoles ha empezado oficialmente el calor, al menos aquí en Madrid. Y por fin he podido aparcar botas y calcetines en el armario para sustituirlas por las tan ansiadas bailarinas. Este es para mí, de hecho, uno de los mejores momentos del año. Porque, con un poco de suerte, no volveré a ponerme un abrigo hasta octubre. A eso debo sumarle la euforia que me acompaña en mi último mes de soltera. Porque sí, amigas, queda ya menos de un mes para que llegue mi boda y las que os habéis casado ya, sabréis todo lo que eso conlleva. Un mes de mucha ilusión pero también de mucho trabajo, de ultimar preparativos. Así que espero poder encontrar algún momento para parar, desconectar, y tumbarme...